A andres funk Una lección de su padre la tuvo clara: “Si no eres capaz de aportar valor a la sociedad, no esperes que la sociedad haga algo por ti cuando lo necesites”. Pero, ¿cómo agregar valor a su situación?
Viniendo de los Estados Unidos y con sus estudios de filología ya finalizados, Andrew Funk llega a Barcelona movido por el interés por conocer el mundo. La idea original era quedarme un tiempo en España para aprender el idioma mientras buscaba un trabajo para mantener. La estancia fue más larga de lo esperado. En Barcelona montó su propia escuela de idiomas, se convirtió en consultor y analista en una firma de capital riesgo y, finalmente, se unió a otros emprendedores en un proyecto para montar una plataforma online. Entre todos los socios recaudaron la cantidad de 300.000 euros, pero una mala gestión de los recursos arruinó el proyecto. A partir de ahí se concatenan los hechos. Funk quiebra y, al no poder pagar sus deudas, la relación con su pareja se deteriora. Estaba la opción de volver a Estados Unidos. y empezar allí de nuevo, pero algo tan poderoso como la llegada de un hijo le empuja a quedarse en España. Entonces comienza su experiencia como hombre sintético.
«Caerse en la calle es tan fácil como tener una mala racha. Le puede pasar a cualquiera”, dice. Funk no llegaba a dormir en la calle, pero sí seguía un estricto régimen de vigilancia y empezó a peregrinar de casa en casa de amigos donde su mayor esfuerzo era hacerse invisible. “Llegué a las 12 de la noche y salí a las 6 de la mañana, para no molestar, pero igual sentía un peso”.
La última puerta la abrió una amiga, hoy su pareja y madre de su segunda hija. Algo que parece tan básico como tener un hogar, le dio la oportunidad de enfocarse luego de replantearse todo nuevamente. Ya no quería montar otra empresa, sino emprender un nuevo proyecto que, primero, le satisficiera personalmente y, segundo, aportara valor a la sociedad. Y así, haciendo virtud de la necesidad, concibe lo que es hoy Emprendedor sin hogaruna asociación sin ánimo de lucro que busca empoderar a las personas sin hogar ayudándoles a integrarse en el mercado laboral y empezar una nueva vida por su cuenta.
La entidad, en su camino a convertirse en Fundación, ha conseguido mejorar la vida, en un sentido u otro, de 394 personas y acumula ya 24 casos de éxito de personas sin hogar plenamente integradas en el mercado laboral. Eso sí, el mayor caso de éxito es el del propio fundador, que comparecerá ante la Cámara del Senado el próximo 15 de junio para recordar a ‘sus señorías’ que si siempre ha habido gente, ahora, con la pandemia, se ha recrudecido este flagelo.
Los programas
Pero el objetivo final de Homeless Entrepreneur no es solo sacar a la gente de las calles como meros beneficiarios de una subvención. La intención es promover el empoderamiento económico de estas personas y reducir la pobreza general a través del trabajo y la ciudadanía activa. Es decir, no basta con acudir a la ONG como quien va a la oficina de empleo y, una vez resuelta la situación personal, retirarse. También se espera que sean socialmente comprometidos y que ayuden a las personas que se encuentran en la misma situación que antes. Por eso la organización tamiza la entrada a personas con graves problemas de adicción o alguna enfermedad mental y solo abre las puertas a personas decididas a superar la situación y salir adelante.
ayuda es el nombre del programa sobre el que orbita toda la organización. Este consta de tres fases. La primera, con una duración aproximada de 12 meses, se divide en 7 etapas, donde a cada Emprendedor Sin Hogar (HE) se le asigna un coordinador y nueve gerentes que cubren las siguientes áreas: desarrollo profesional, educación, salud, vivienda, finanzas, legal, comunicación, ventas y asistencia. . Durante este tiempo se les proporciona una vivienda digna y se les ayuda a conseguir un trabajo en un plazo de 3 a 6 meses.
La organización estima que el gasto medio anual para ayudar a un HE es de poco más de 3.000 euros. Los recursos les llegan a través de donaciones monetarias, pero también a través de patrocinadores y muchos más. socios que han decidido sumarse a la iniciativa como IEBS Business School, IBM, ZeroGrey, RobinGood, Fundación Telefónica o Bit2me, entre otros.
Tras la primera etapa, con la persona ya trabajando y asentada, se da paso a la segunda, también de 12 meses. Aquí se practica lo que podría equipararse con el intraemprendimiento. Lo que se pide ahora es aportar valor a la sociedad ayudando a otros a salir de la situación. Para ello, tienen que reclutar al menos a dos vagabundos y guiarlos por el camino que solían tomar. Se trata de transferir el conocimiento y la experiencia adquiridos a lo largo del programa y ayudarlos a acelerar el proceso de acabar con el sinhogarismo.
La tercera y última fase del programa se logra con total independencia y la oportunidad de trabajar como miembro del equipo local en la organización.
A este programa nuclear se han tenido que sumar nuevos programas a raíz de la pandemia ante la creciente demanda. uno el programa línea de ayuda Sin hogar diseñado para recopilar datos sobre personas sin hogar para conectarlos con los recursos disponibles. el segundo se llama voces sin hogar, con el propósito de compartir conocimientos sobre la vida de las personas sin hogar y conectarlos con su comunidad aumentando sus ingresos y aumentando sus activos. En este les permiten grabar su historia y darla a conocer, con rostro y voz propios, a las más de 100.000 personas que forman la comunidad. El cuarto programa es #HomelessHostelsWork con lo que quieren convertir un pasivo del sector turístico en un bien, abordando el sinhogarismo. En esta línea están pensando en construir un albergue de RSC cuyas plazas se destinarían, un 25% a personas sin hogar y el resto a lo que en el mercado anglosajón se conoce como ‘turismo consciente’.

Lo que se parece más a nosotros que lo que nos diferencia
Además de un gran número de entidades públicas y privadas que colaboran con la organización, Emprendedor Sin Hogar cuenta con 250 voluntarios que tejen una red de apoyo e integran personas de muy diferentes perfiles, desde docentes hasta psicólogos, empresarios o abogados. Todos ayudan en lo que pueden. “Restaurar la dignidad de una persona es a veces tan sencillo como arreglarle los dientes, que es lo que hemos conseguido con muchas personas gracias a la colaboración altruista de una clínica dental”, dice Funk.
Otra clave es «encontrar en las personas cómo nos vemos en lugar de lo que nos diferencia». Para borrar esas diferencias entre los sin techo y el resto, Homeless Entrepreneur ha puesto en marcha una iniciativa denominada «We Are». Se trata de una campaña de impacto social que consiste en unir a un profesional con una persona sin hogar, hacer compras para adquirir un modelo idéntico y luego realizar una sesión de fotos en un estudio vestidas igual.
En la actualidad, la organización acoge a 14 personas y está a punto de ceder a otras 6. El objetivo para este año es ayudar a un centenar de personas para lo que supondría, más o menos, una inversión de 300.000 euros.

24 casos de éxito
Emprendedor Sin Hogar entiende que cada una de las 24 personas que han conseguido reincorporarse al mundo laboral y participar en todas las fases del proyecto es un éxito rotundo. Todos ellos están documentados en el sitio web de la organización, pero por mencionar algunos, mencionan el de María Cruz Mendozauna peruana de 28 años especializada en turismo que llegó a España en busca de trabajo en su sector y se encontró cara a cara con la pandemia y el cierre total del sector.
Lejos de intimidarse, hizo lo que hizo Andrew Funk, convirtiendo la tragedia en oportunidad. Después de quedarse sin ahorros, se puso en contacto con Homeless Entrepreneur, se sometió a un programa de capacitación y reciclaje y se especializó en comercio electrónico y sostenibilidad. Hoy ya está trabajando en Vaya comercio electrónico global como se puede ver en la imagen de José Sanabria, de Photo Utopia, donde ha encontrado la paz y la felicidad. Después de todo, cualquier barco está más seguro en el puerto.